miércoles, 3 de septiembre de 2014

Desde las ruinas de Casarás


Si subes desde Valsaín, por el viejo camino que lleva hasta el puerto de la Fuenfría, te encuentras los restos de lo que fue la casa de postas medieval que ofrecía descanso y albergue al viajero que cruzaba estas montañas.  Más arriba, y cerca de la fuente de la Reina, aparecen majestuosas en una planicie que se abre sobre el valle del Eresma,  las ruinas de piedra y ladrillo que pertenecieron a la Casa Eraso, mandada construir por Felipe II a los arquitectos que trabajaban en el nuevo palacio de Valsaín.



La Casa Eraso, situada junto a la antigua calzada romana, tenía cerca una pequeña ermita, un pilón y servía también como pozo de la nieve para abastecer de hielo a los habitantes de Valsaín y la Granja en verano.  Su deterioro y posterior ruina comenzó a finales del siglo XVIII, cuando Carlos III mandó construir el puerto de Navacerrada, que se convirtió en el principal paso desde Madrid hacia San Ildefonso.


Con el paso del tiempo, su antiguo nombre de Casa Eraso, pasó a ser Casarás o casa de la nieve, dando lugar a leyendas que le atribuían un origen monacal que nunca tuvo.
Hoy se convierte en una parada en el camino para contemplar desde allí las montañas de Peñalara, o Siete Picos, donde los pinos de troncos anaranjados cubren los valles donde nace el rio Eresma.