En varios archivos fotográficos antiguos, aparece la ciudad de Segovia en blanco y negro, con sus monumentos magníficos, imponentes a través del tiempo, alguno desaparecido, otros transformados y la mayoría impertérritos y espléndidos.
Pero lo que más me llama la atención son esos personajes que aparecen frente al objetivo, entre asombrados y curiosos por el hecho de ser fotografiados. Otros, desconocedores de la trascendencia que ese momento tendrá a través de la documentación guardada.
Con las plumillas, las tintas y las imágenes por modelo, no puedo por menos que reinterpretar la mirada de Chusseau-Flaviens, a principios del siglo XX, hace cien años ya...
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